BAJO CERO, en Netflix, es una cinta que cuenta una historia verdadera muy ruda de modo torpe y simplón. Lo más bobo es que el villano es revelado desde antes del inicio, en el afiche, y por lo tanto, no hay misterio. Si ya conoces el rostro del asesino serial, lo lógico sería hacer un armado del caso con sorpresas. Pero no, no hay sorpresas. Lo que queda es una testigo estúpida que se pone en riesgo de manera constante. Para que eso sea posible, el héroe necesita ser un policía tarado que no se asegura de poner a salvo a la testigo. Por cierto, las escenas de la esposa del policía no aportan nada y 50 cent, el cantante, no debió aparecer, pero lo hizo. Para colmo, el malo termina confesando de la manera más estúpida del mundo. El guión hace agua por todos lados. Lo único que mantiene cierto interés es descubrir qué locura hará Nicolas Cage, o en qué momento peleará a mano limpia entre la nieve con John Cusack. Pero no sucede. Que se haga en Alaska tampoco ayuda mucho. Al parecer toda